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Varios tipos de secadoras inundan el mercado hoy en día, desde modelos aptos para el hogar hasta sistemas de secado industriales profesionales. Secar frutas, verduras, setas, bayas y hierbas ha sido durante mucho tiempo una práctica común para un almacenamiento conveniente, transformando las materias primas en formas compactas y duraderas. Muchos productos ahora se consumen exclusivamente en estado seco.

Una tendencia reciente en el uso de deshidratadores gira en torno a la elaboración de refrigerios saludables, como chips de frutas o "frips", que ofrecen una opción nutritiva tanto para niños como para adultos. La producción de cuero de frutas incluso se ha convertido en un sector independiente en la industria de confitería de algunos países, mostrando una gran cantidad de recetas y postres derivados del cuero de frutas elaborados con diversas frutas y bayas.

La carne seca, conocida como cecina, también está ganando terreno en el mercado de snacks, junto con una variedad de snacks de pescado seco populares en los países del Este, que se disfrutan especialmente con cerveza.

Todos estos productos comparten una tecnología común: la deshidratación, a veces denominada simplemente secado, especialmente cuando se aplica a carnes y pescados.

Los estrictos requisitos de higiene y tiempo de secado de verduras y frutas han impulsado la búsqueda de soluciones de diseño que implementen condiciones de secado en espacios con intensas fuentes de calor.

Al seleccionar un deshidratador, el tiempo de secado y la eficiencia energética se convierten en consideraciones fundamentales. Existen tres tipos principales de secadores/armarios de secado, según el método de secado: secadores de aire caliente, infrarrojos o condensación.

El método más sencillo y económico implica el secado con aire caliente seco, aunque con tiempos de secado más largos y una vida útil relativamente corta para el producto final. Este tipo de secadora puede sufrir un secado desigual debido a un flujo de aire inconsistente.

Los secadores de infrarrojos, que utilizan emisores de infrarrojos dentro de la cámara de secado, emiten radiación térmica direccional al producto en el estante/bandeja, imitando la luz solar. Este método cuenta con la velocidad de secado más alta, superando el secado natural en más de 20 veces y siendo al menos tres veces más eficiente que el secado por convección.

Los emisores de infrarrojos están ubicados estratégicamente cerca y encima del producto, lo que permite la transmisión efectiva de radiación térmica con una baja temperatura de la fuente de radiación. Estas condiciones aseguran la conservación de hasta el 95% de las vitaminas, nutrientes y aminoácidos, similar a un producto fresco. El efecto 'suave' permite incluso secar productos sensibles a la temperatura, consiguiendo esterilidad a temperaturas más bajas y alargando la vida útil aproximadamente una temporada.

Este método de secado encuentra un amplio uso en la industria alimentaria debido a su eficiencia en el manejo de diversos productos.

Para lograr el secado más eficiente desde el punto de vista energético, ha surgido una nueva tecnología basada en una bomba de calor, que garantiza un proceso de secado en "frío" para productos con costes energéticos mínimos.