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Todos los tipos de secadoras se pueden dividir inicialmente en opciones "domésticas" económicas e instalaciones industriales profesionales. Esta división no está en absoluto relacionada con el volumen o área de la secadora sino con la cantidad de energía consumida, el tiempo y el método de secado.

Perspectiva historica

Históricamente e incluso hoy en día, en muchos países con climas cálidos, las frutas, verduras, hierbas y especias se secan al aire libre bajo el sol, beneficiándose del calor solar directo y la circulación natural del aire.

Las instalaciones de producción modernas, que ya no dependen del método tradicional de secado al aire libre, pretenden replicar estos procesos en cámaras de secado cerradas. El mercado ofrece varios tipos y marcas de secadoras.

Para tomar una decisión informada, considere la siguiente fórmula energética basada en las características técnicas de los secadores de convección, infrarrojos y condensación: la fórmula es 15-10-3. Esta fórmula proporciona un análisis comparativo del consumo energético de diferentes secadores de verduras y frutas.

Un ejemplo ilustrativo

Para ilustrar esta fórmula, consideremos el ejemplo de secar manzanas con una secadora de 3 metros cuadrados.

  • Secadores de convección (15 kW): Los fabricantes de secadores de convección básicos y asequibles indican un consumo energético aproximado de 15 kW por lote de producto (manzanas). Estas secadoras utilizan aire caliente para secar, lo que requiere mucho tiempo y energía para eliminar la humedad de la superficie del producto. En ocasiones, este enfoque puede provocar problemas como un secado desigual en todo el producto. Por lo general, estas secadoras tienen paredes de gabinete delgadas sin aislamiento con aberturas para la disipación del exceso de calor. Desde una perspectiva energética, estas secadoras son las menos eficientes. Si bien su costo inicial puede ser bajo, no refleja con precisión el costo real de operación. Como dice el refrán, "el avaro siempre paga". Estos secadores son generalmente adecuados para uso doméstico cuando se procesan productos de temporada en pequeñas cantidades.
  • Secadores por infrarrojos (10 kW): La segunda cifra, 10 kW, representa el consumo de energía para secar un solo lote de productos utilizando un secador por infrarrojos. Este tipo de secadora imita el proceso de secado del sol, donde longitudes de onda infrarrojas específicas penetran en el producto, lo que reduce significativamente el tiempo de secado. Los secadores de infrarrojos son muy eficientes, ya que eliminan la humedad directamente de las células internas del producto. Los flujos de aire forzado se utilizan principalmente para enfriar, eliminando el exceso de calor y la humedad evaporada de los elementos calefactores, así como del producto, que posteriormente se ventila desde el gabinete de secado. En términos de consumo de energía, los secadores por infrarrojos no difieren significativamente de los secadores de convección convencionales, pero son significativamente más rápidos. Por ello, las instalaciones de producción a gran escala suelen optar por secadores de infrarrojos por su alta productividad. Estos pueden considerarse armarios de secado industriales profesionales. Son adecuados para secar hierbas, carne, champiñones, tés y más. Algunos modelos de secadoras incluyen bandejas profundas para secar productos líquidos espesos, como cuando se producen pastas de frutas y rollitos.
  • Secadoras de condensación (3 kW - más rentables): El método de secado más rentable es la condensación, que utiliza el principio de una bomba de calor. Este método reduce la humedad dentro del armario de secado al hacerla pasar a través de un intercambiador de calor, provocando que la humedad del aire pase a su estado líquido (agua), que posteriormente se elimina de la instalación. Este es uno de los métodos de secado más modernos y respetuosos con el medio ambiente. Es muy suave, especialmente en lo que respecta a las condiciones de temperatura y es adecuado para secar productos sensibles al calor que pueden perder sus propiedades al exponerse a altas temperaturas; color, forma, sabor, textura y contenido de nutrientes. En términos de tiempo de secado, este equipo está a la par de los secadores por convección, pero es cinco veces más rentable en términos de gastos operativos. Durante la deshidratación, el agua del producto no sólo se pierde a la atmósfera sino que se recoge en un recipiente como condensado. Este método permite un control más preciso sobre la cantidad de agua evaporada del producto ya que prácticamente ningún secador tiene la capacidad de comprobar y regular el contenido de humedad final del producto. Esta comprobación final suele realizarse en un laboratorio tras el secado de un lote concreto.

La unidad de secado normalmente consta de un gabinete aislado que alberga una bomba de calor, que controla los niveles de humedad y elimina el exceso de humedad del aire dentro de la secadora.